Después de estar todo un año buscando trabajo, he decidido seguir estudiando.
Una segunda carrera.
Enfermería.
¿Por qué? Porque después de dejar atrás la etapa adolescente marginal y en ocasiones autodestructiva, durante los últimos años me he dado cuenta de que constantemente intento ser de utilidad y ayudar a la gente, esperando siempre el agradecimiento acompañado de una sonrisa, nada más. Es una de las cosas que pueden hacer que me sienta bien conmigo misma y que me haga sonreír como una boba cuando voy andando sola por la calle al recordarlo, así que he decidido sacar provecho de este "espíritu bondadoso" que a veces incluso me resulta tonto. Y porque me gusta la ciencia y quiero licencia para pinchar con jeringuilla.
¿Por qué no voluntariado o trabajadora social? No se me dan demasiado bien las personas, me gusta el ambiente de hospital y tengo intención de vivir de ello, otra cosa es que pueda o no. De bióloga en reproducción asistida ya he podido comprobar que no me dejan ni empezar.
Estoy trabajando en mi trato con la gente, algo necesario para ser enfermera. Utilizo a mis compañeros de clase, intento no espantar a nadie y hacerlo mejor que en mi primera carrera. Estoy siendo paciente, amable y lo más simpática que puedo, pero (sí, siempre hay un pero) hay personas que no están tan dispuestas a colaborar en mi entrenamiento y logran que mi lado oscuro salga a la luz en cuanto llego a casa. Algunos podrán pensar que eso de llamarlo entrenamiento suena a hipocresía o a engaño, pero yo no lo creo. Digo y hago lo que pienso en todo momento, es solamente que me cuesta mostrarlo públicamente, no tengo esa valentía ni sociabilidad, por eso me entreno. Y el hecho de desahogarme en casa pienso que es lo correcto, porque los demás no tienen la culpa de que yo tenga expectativas en ellos, eso es cosa mía y de quien viva conmigo en la misma casa (lo siento ^^').
Acabo de iniciar el primer año de carrera, y de momento no veo demasiadas diferencias entre una Licenciatura y un Grado, todo será cuestión de seguir avanzando. Estoy en una escuela privada en colaboración con otra universidad, así que la cosa está cara, culpa mía por llegar tarde a las preinscripciones, en las demás universidades no quedaban plazas. Algo que me ha sorprendido gratamente en esta escuela son los profesores y la estructura de la formación. En general son todos amables y explican bien, y hay prácticas en hospitales todos los años, cosas que por desgracia no están presentes en todas las universidades. Sí, las comparaciones son odiosas y no son las mismas condiciones, pero una vez has podido experimentar las dos opciones compararlas es inevitable. El año que viene, muy a mi pesar, tendré que pedir traslado a otra universidad, porque no me puedo permitir el seguir en esta escuela, y al ser una segunda carrera no puedo solicitar becas.
He empezado el curso muy centrada y trabajadora, confiada y dispuesta a ganarme una buena nota de final de carrera, porque ya tenía la experiencia de cinco años universitarios en mi espalda. Aún no ha acabado el primer trimestre y ya voy atrasada en los trabajos, hay asignaturas que no sé ni por dónde cogerlas y me estoy desesperando. Realmente, cada carrera tiene sus complicaciones, y no por tener más experiencia se hace más fácil la cuesta arriba. Porque aprender algo nuevo siempre es una cuesta arriba, otra cosa es cómo la afronte cada uno, y para eso la experiencia sí que resulta ser de ayuda.
Llevo toda la semana despertándome antes que el propio despertador, no le dejo realizar su función. Hoy es sábado y me he levantado a las 6:30 am, esta vez la culpa la ha tenido un mosquito (sí, mosquitos en pleno mes de noviembre). Ya me he pasado por todas las redes sociales y he visto una película a la espera de que sea una hora más decente para ponerse a trabajar. He escrito esta entrada, subido las persianas, y ha llegado el momento. Es hora de desayunar con Hora de Aventuras. Y luego a trabajar.
22 nov 2014
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